Educación Bursátil
Preguntas Frecuentes (FAQ)
La administración financiera se define como una conjunción de funciones como son "planear, obtener y utilizar los fondos para maximizar el valor de una empresa". En buena cuenta la función de las finanzas forma parte de la administración principal de la empresa.
Por tanto la función del administrador financiero es intentar "encontrar respuestas especificas que permitan que los accionistas de la empresa ganen más".
En teoría existen los siguientes problemas básicos o decisiones financieras que la empresa debe resolver:
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Las decisiones de inversión involucran aquellas asignaciones de recursos a través del tiempo y se pregunta ¿cuánto debería invertir la empresa y en qué activos concretos debería hacerlo?.
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Las decisiones de financiamiento apuntan a cuáles son las optimas combinaciones para financiar las inversiones y tratan de responder a la pregunta: ¿cómo deberían conseguirse los fondos necesarios para tales inversiones?
En la mayor parte de las decisiones financieras aparecerán dos parámetros de decisión: el riesgo y el retorno. Estos dos parámetros están asociados de una manera directa, es decir a mayor riesgo mayor retorno esperado y, a menor riesgo, menor retorno esperado. Por tanto toda decisión financiera conlleva una incertidumbre (de antemano no sabemos el resultado de nuestras decisiones) y una actitud ante el riesgo (en un escenario adverso, cuánta pérdida se está dispuesto a tolerar).
Las decisiones de financiamiento reflejan la mejor forma de componer el lado derecho del balance general de una empresa o, lo que es lo mismo, la relación más conveniente que puede establecerse entre los Recursos Propios y la Deuda.
Las decisiones de financiamiento deben responder a algunas preguntas básicas:
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¿Qué costo financiero estoy dispuesto a asumir?
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¿Con qué inmediatez necesito el financiamiento?
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¿Necesito una relación de financiamiento esporádica o recurrente?
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¿Qué proporción de deudas y fondos propios se debe tener?
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¿En qué plazo estoy dispuesto a repagar? ¿ Cómo deben participar en el endeudamiento las deudas a corto y a largo plazo?
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¿En qué moneda prefiero financiarme?
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¿Qué proporción de las utilidades deben distribuirse?
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¿Se necesita esquemas flexibles que permitan, por ejemplo, repagar antes o mantener flujos de pagos no regulares?
Este listado de interrogantes pone en evidencia la complejidad de la decisión. Pero también hace notar que esta decisión enfrenta varios factores y no solamente el del costo financiero que suele ser el que mayor atención obtiene. Otro elemento relevante es la flexibilidad del esquema financiero, así como el carácter de transitoriedad o permanencia de la relación financiera.
No existe una receta mágica que otorgue a la empresa el financiamiento ideal. En el campo de las fuentes de financiamiento para la empresa cada una de ellas involucra un costo de financiamiento, por tanto, puede considerarse un portafolio de financiamiento, el cual debe buscar minimizar el costo de las fuentes de recursos para un nivel dado de riesgo.
Normalmente, las empresas cuentan en su mayoría con acceso a fuentes de financiamiento tradicionales, entre las que se encuentra principalmente la banca comercial. Sin embargo, también se puede acceder al mercado de valores, que puede poseer ventajas comparativas con relación al financiamiento de la banca comercial como son: reducciones en el costo financiero, mayor flexibilidad en la estructura de financiamiento, mejoramiento en la imagen de la empresa, etc.. Por tanto, es necesario que las empresas sepan efectuar un análisis cuidadoso de las alternativas que enfrentan, debiendo estudiar los costos y beneficios de cada una de ellas.
Los siguientes elementos son tomados en cuenta para decidir sí se incrementa capital o deuda:
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Las acciones dan derecho a propiedad de la empresa, a veces se teme perder el control de la misma.
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Las acciones no garantizan ninguna rentabilidad, la que dependerá del desempeño de la empresa. En cambio, las obligaciones comprometen a un pago de intereses según calendario definido.
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Las acciones no tienen plazo de vencimiento, en tanto que las obligaciones sí lo tienen.
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Las obligaciones son ventajosas tributariamente para el emisor porque los intereses pagados se deducen como gastos; en tanto que las utilidades (que influyen el valor de la acción) pagan impuestos.
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La emisión de obligaciones da una señal positiva al mercado respecto al emisor, por cuanto sólo las empresas más solventes suelen colocar instrumentos de deuda. Si el mercado percibe mucho riesgo respecto a la emisión exigirá se le paguen mayores intereses.
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Para muchos emisores el interés que se compromete con las obligaciones puede resultar más barato que el financiamiento bancario.
Influye en esta selección el destino de los fondos que se captan: Financiamiento de las operaciones regulares de la empresa (capital de trabajo), inicio de nuevos proyectos (inversión en activos), sustitución de deuda antigua (refinanciamiento), financiamiento para escasees temporal de efectivo, etc. De esta forma, el emisor debe configurar la opción que mejor cubra sus necesidades, combinado las características básicas del instrumento como son: fecha de vencimiento, moneda de la emisión, tipo de interés (sí lo hay), garantías de la emisión, subordinación o prioridad de la deuda, mecanismo de negociación del valor, convertibilidad en otros valores, condición de recompra antes de vencimiento; por citar los principales.
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